Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes XX del Tiempo Ordinario. Mateo 19, 23-30
Creo que hoy se nos muestra un día más quién y cómo es nuestro Dios.
El Señor por puro amor nos llama a la vida. Hace posible la creación y dentro de ella al ser humano por amor.
No le hace falta para nada. El es en sí mismo Vida y Amor.
Pero es una Vida y un Amor abierto, nunca cerrado en sí mismo…
A veces somos muy cerrados.
Por ello la plenitud de la vida, la salvación, no depende de nuestros méritos, pequeños y pobres ante tal magnitud, sino de ese amor inabarcable de Dios. Y por ello Jesús nos promete cien veces más: seguirle, hacer de Él el centro de nuestra vida es comenzar ya ahora a vivir en plenitud, en totalidad.
Hoy se nos convoca a vivir así: descubriendo ese enorme Amor de Dios, Dios mismo es Amor y es Amar, y a desear vivir con Él intensamente.
Contemplemos hoy al Señor. Pidámosle que sea el centro de nuestra vida. Contemplemos a este Señor tan lleno de plenitud. Hagámosle nuestro presente en nuestro interior.
José Luis, vuestro Párroco