Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado XXI del Tiempo Ordinario. Mateo 25, 14-30
Parece un Evangelio de la exigencia. Y lo es…
No obstante, me gustaría contemplar hoy unos aspectos importantes de cómo es nuestro Dios.
Lo primero es un Dios que se fía de nosotros,: nos da unos talentos, unas capacidades para vivir. Toda nuestra vida es don suyo. Lo que somos, quienes somos, es realmente un auténtico don, un regalo de nuestro Dios.
Lo segundo es que no nos pide éxito, nos pide que nos pongamos en marcha, que vivamos.
Desea que nos impliquemos nuestra vida. No es un Dios paternalista que desea tener por hijos unos puros adornos a quienes da todos los caprichos, sino que quiere que seamos realmente personajes activos, protagonistas de nuestra vida. Quién te creo sin ti, no quiere salvarte sin ti decía un teólogo.
Hoy se nos pide contemplar a este Dios que tanto nos quiere, y a ponernos en marcha, a vivir realmente como hijos suyos.
José Luis, vuestro Párroco