Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Lunes XXIII del Tiempo Ordinario. Lucas 6, 6-11
El Señor del Sábado que hace el bien, da la vida siempre, hasta en sábado.
Ante este texto, podemos tomar dos posturas: los escribas y fariseos, fieles cumplidores de la ley, están al acecho. No les importa lo que haga el Señor, sino sólo si viola la ley.
La otra postura es la de Jesús, que se muestra ante ellos, y ante nosotros con una completa y total libertad: entra en la sinagoga, un lugar donde no es muy querido, se fija en un enfermo, un supuesto pecador que paga por su pecado según la mentalidad de aquel momento, le pide que se ponga en medio, a la vista de todos, y, en sábado, interpelando públicamente, le sana.
Jesús se muestra como el Señor del Sábado (con lo que ello significa: Él es Dios), con total libertad, haciendo una clara opción por quien sufre, un marginado, y dando la sanación, la vida.
Podemos hoy al leer este pasaje evangélico, contemplar así al Señor: el Dios de la Vida.
Os sugiero leer tranquilamente este pasaje, visualizar este relato, y a vivir unidos con Él.
José Luis, vuestro Párroco