Para leer el Evangelio: jueves 1 octubre 2020

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Jueves XXVI del Tiempo Ordinario.  Lucas 10, 1-12

Seguimos en el discurso de misión de Lucas. Jesús sigue enviando a sus discípulos.

Todo el texto es para leer despacio y contemplar, saborear, leer y releer. Empaparnos en él.

Hoy me gustaría, después de dejarme llenar por todo este texto, fijarme en un pequeño versículo :»de todos modos, está cerca el Reino de Dios»… hasta para aquellos que lo rechazan.

Es  decir, nuestro Dios extiende su Reino, la vida, a todas las personas, grandes y pequeños, ricos y pobres, justos y pecadores, malos y buenos, nadie está excluido del Reino de Dios, de la propuesta de vida del Señor. Hasta aquellos que nos caen mal, o que son realmente condenables por sus actitudes y acciones, hasta para estos está abierta la puerta del Reino.

Es admirable el amor (hoy es Santa Teresa del Niño Jesús, que buscó vivir el amor en el corazón de la Iglesia) de nuestro Dios, que nos quiere intensamente, sin condiciones. Cada ser humano es importante para Él.

Cada uno de nosotros, tu, yo, somos importantes para nuestro Dios. Nos llama a vivir la dicha y el gozo de sentirnos amados y queridos por Él. A saborear su Presencia que impregna y traspasa todo nuestro mundo.

Vivir la misión, anunciarle en nuestro mundo con obras y palabras, requiere antes vivir ese encuentro con Él; se nos da una tarea: su propia misión. Tenemos un intenso privilegio: descubrir y vivir su amor, sentirnos impregnados, llenos, de su Presencia. Para luego vivir la misión.

José Luis, vuestro Párroco