Para leer el Evangelio: sábado 14 noviembre 2020

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Sábado XXXII del Tiempo Ordinario.  Lucas 18, 1-8

Me sorprende esta parábola, igual que me sorprendía la del administrador ladrón. Parece que cuando nos asomamos a la Palabra deseamos encontrar una serie de novelas ejemplares donde sus protagonistas sean modelo de vida, o al menos sean como el sembrador o el pastor, o la mujer que busca…gente buena.
Sin embargo hoy el personaje es un juez injusto, que es quien decide «hacer justicia»; encima Jesús le compara con el Padre Celestial.
Creo que hay que irnos a la intención originaria de Jesús cuando propone esta narración: invitar a sus discípulos a orar sin interrupción, con confianza.
Nuestra vida está en manos de Dios. Lo estamos viendo ahora en estos momentos de la epidemia, y lo hemos percibido a lo largo de toda nuestra vida: somos limitados, frágiles, débiles.
Jesús es el primero cuya vida es una entrega total al Padre. En Él vemos una comunión inmediata con el Padre bueno que es Dios; es el sentido de toda su vida.
Hoy se nos invita a contemplar así a Jesús: el hombre unido inmediatamente al Padre, y a darnos cuenta de que podemos realmente vivir así: unidos a Dios. Dejemosle estar en nuestro interior. Caigamos en la cuénta de qué así es: Él está ahí, en nuestra persona, en nuestro ser. Eso es «orar sin interrupción», vivir unidos a Él.

José Luis, vuestro Párroco