Para leer el Evangelio: jueves 19 noviembre 2020

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Jueves XXXIII del Tiempo Ordinario.  Lucas 19, 41-44

Jesús llorando. Es increíble ver esta imagen: el Señor mirando a la ciudad santa, y llorando por qué esta ciudad no ha deseado acoger al que viene en nombre del que la hace santa, al mismo Señor.

Es curioso que este nombre signifique «ciudad de la paz», una ciudad siempre inmersa en violencia y guerras, incluido hoy mismo.

Hoy este pasaje evangélico nos invita a contemplar la debilidad de nuestro Dios: un Dios que «es tanto amor», que se hace tremendamente humano y débil, hasta llora porque no se le quiere recibir. Contemplar a este Dios lloroso es contemplar el amor infinito e incondicional de este mismo Dios. No acoger a este Dios lleva a la muerte, porque es rechazar el amor, la vida… Hay muchas formas de no acogerle.

Por tanto hoy al contemplar a Jesús ante la ciudad santa, nos puede llevar a orar pidiéndole la gracia de la capacidad de acogida hacia Él. Acogerle porque Él, y solo Él, es la misma vida, el mismo Amor.

José Luis, vuestro Párroco