Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles XXXIV del Tiempo Ordinario. Lucas 21, 12-19
Un pasaje evangélico tremendo. Para contemplar y vivir en tiempos duros como estos. Tiempos recios diría Santa Teresa (¿hay tiempos no recios?) Y sentir que Él está en nosotros.
«No os preocupéis por vuestra defensa, os inspiraran palabras…», es decir, nos indica el Señor que Él, su Espíritu, está en nuestro ser, en nuestra persona, en nuestro interior. Él nos inspira, y camina en nuestro camino. Y a la vez, nos dice un día más, que nos fijemos de Él: con vuestra perseverancia…
¿Quién es el hombre lleno de Espíritu, confiado plenamente, perseverante por la relación íntima con el Padre? Jesús, el Señor.
¿A que nos llama este Evangelio? Primero a contemplar al Señor Jesús, el hombre lleno de Espíritu fiado del Padre. Y segundo a sentirle cerca: por su presencia real en nosotros podemos vivir dejando que Él nos inspira, confiados en Él. Nada ni nadie nos puede apartar de Él. Ir siendo poco a poco como Él. En el silencio, saboreando este Evangelio, estemos con Él
José Luis, vuestro Párroco