Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado XXXIV del Tiempo Ordinario. Lucas 21, 34-36
Creo que el Señor hoy nos plantea: ¿dónde está vuestro corazón?
Las comparaciones que hoy da este pasaje evangélico sobre la bebida, el vicio, el dinero, son figuras acerca de donde ponemos nuestros intereses e inquietudes. Son figuras, pero realmente hay realidades que nos apartan de Él. Hasta en nuestra querida Iglesia se dan estas actitudes: búsqueda camuflada del poder, del poseer, de la apariencia…
Solo podremos vivir con paz los momentos duros que estamos viviendo ( y toda la vida) si ponemos nuestro corazón en el Señor… eso es estar en pie ante el Hijo del Hombre, ante Jesús. Velar y vigilar es esto: poner nuestro corazón en el Señor.
¿Quién es el primero que vela, vigila, está atento a lo que ocurre a su alrededor?: Jesús el Señor.
Está atento a no caer en triunfalismos: le quieren hacer rey, le piden que haga milagros, le provocan para que baje por su poder de la cruz… hay muchos ejemplos de cómo Él está atento para no caer en la tentación… y tuvo muchas más que las que conocemos que vive en el desierto…
Él es el que vigila, está atento, pone su corazón en el Padre.
Hoy se nos pide que pongamos nuestro corazón en el Señor: contemplar a Jesús para poner en Él nuestra persona, nuestro ser, así vivir y actuar como hijos de Dios, lo que somos realmente. Contemplar a Jesús, estar unidos a Él.
José Luis, vuestro Párroco