Para leer el Evangelio: domingo 29 noviembre 2020

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Domingo I del Tiempo de Adviento. Ciclo B.
Isaías 63, 16b-17.19c; 64, 2b-7 / salmo 79 / 1 Corintios 1, 3-9 / Marcos 13, 33-37

Me gustaría hoy unificar dos frases de la Escritura: «restáuranos, que brille tu rostro y nos salve», y «velad».
Caminamos en un mundo difícil. Hoy rige la pandemia, pero es cierto que el ser humano siempre hemos tenido una cierta y total inseguridad. Cuando nos miramos por dentro nos damos cuenta de lo frágiles y limitados que somos. Hasta para hacer el bien. No hace falta ninguna epidemia para que nos lo recuerde.
Hoy, al comenzar este tiempo de preparación para celebrar la Navidad, celebramos una dimensión fundamental de la fe: la esperanza. Sabemos que Dios vino, viene y vendrá. Y lo más importante: está. Nos trae la vida y la salvación. Vivir la esperanza es vivir sabiendo que Dios está en nuestra historia, en nuestra vida, Él nos salva. Aquí y ahora. El nos restaura, nos hace nuevos, nos llena de Él, de vida.
Velar es vivir dándonos cuenta de que Él está aquí, en nosotros, en nuestra vida, en toda nuestra existencia.
Hoy la Palabra nos invita a vivir en vela, sintiendo a este Dios que viene y nos salva; Él busca y desea que tengamos vida, que vivamos unidos con Él, y, por tanto, que tengamos los sentimientos que tiene Él: vida para cada uno de nosotros, vida para toda la creación. Buscar hoy y contemplar el rostro de Dios, dedicar tiempo en silencio a estar con Él, sentir su profundo amor.

José Luis, vuestro Párroco