Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves III del Tiempo de Adviento. Mateo 1, 1-17
Comenzamos hoy lo que se llama la feria privilegiada de Adviento, justo una semana antes del día 24. Todo va dirigido a contemplar y vivir el misterio del Nacimiento del Señor.
La lectura evangélica de hoy es peculiar. Haciendo una fuerte exégesis, podemos ver que tiene un gran mensaje. Pero me quiero quedar tan sólo en un pequeño detalle que nos puede dar bastante para contemplar: los tres grupos de catorce generaciones (aunque hay bastante más contenido en esta lectura)
El catorce es la suma de siete dos veces. Hay pues seis grupos de siete. Justamente el séptimo y único grupo de siete donde solo consta Él, sería Jesús el Redentor.
Si pensamos que para los judíos (y Mateo es el evangelista más judío de los cuatro, judío y judaizante), el siete es el día del descanso, del encuentro con el Creador, la plenitud de ese encuentro es el siete por siete, Jesús el Señor: en nuestro Señor encontramos ese gran encuentro del ser humano con Dios. Ya veis, un Evangelio para contemplar y saborear al Señor. Para contemplar y estar con Él: Jesús, uno como nosotros, pero es el hombre lleno de la Presencia de Dios. Y Dios, lleno de la presencia del hombre.
Dediquemos un tiempo a estar con Él.
José Luis, vuestro Párroco