Para leer el Evangelio: domingo 3 enero 2021

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Domingo II del Tiempo de Navidad, 3 de enero
Lecturas:  Eclo 24, 1-2. 8-12, Sal 147, Ef 1, 3-6. 15-18, Jn 1, 1-18

Las lecturas de hoy son para leer, releer, contemplar… hacer silencio..
Creo que hoy podíamos sacar un rato, leerlas despacio, y vivirlas.
El sabio del Eclesiástico nos cuenta cómo la sabiduría, el Espíritu de Dios, habita en mitad de su pueblo. El ser de Dios inmerso en la creación completa: ese es el pueblo realmente de Dios.
San Pablo nos habla en su carta de ese deseo de Dios de llamarnos a la santidad, a la plenitud: el nos elige para ser hijos suyos y nos llena con su Espíritu, su sabiduría.
La santidad no es ser unos memos, con una virtud que nos hace estar «pasmados», sino la plenitud del ser, la integridad humana, la felicidad humana (que no solo es no sufrir, o una búsqueda enfermiza del placer, sino mucho más)
Y el Evangelio de hoy, comienzo del Evangelio de San Juan, nos relata cómo lo que Dios «echa para afuera», su Palabra, creadora y dadora de vida, acampa y habita con nosotros y entre nosotros.
Lo que Dios hace, siempre da vida, y a quienes la acogemos, seamos como seamos, nos da capacidad para ser hijos suyos, amados totalmente por ese gran Misterio que es Dios. Hijos de Dios.
Sintámonos hijos suyos, y pidamos capacidad para acoger esa Palabra de Dios que se hace uno como nosotros, acojamos a Cristo, el Señor, la fuente de la vida, la Palabra hecha persona, Dios hombre como nosotros.
 Por ello os decía, saboreemos estas lecturas en silencio, metámonos en ellas.

José Luis, vuestro Párroco