Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes semana IV del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mc 6, 14-29
Me gustaría más que detenerme en el relato del martirio de Juan Bautista, en un sentimiento que brota al comenzar este pasaje evangélico: ¿quién es Jesús?
Creo que este predicador errante, personaje tremendamente carismático, Jesús de Nazaret, levantó realmente muchos comentarios en torno a si. En su tiempo, y hasta hoy, dos mil años más tarde.
El mismo Herodes Antipas (hijo del tristemente célebre Herodes el Grande, autor de la matanza de los inocentes, y de muchas matanzas en su historia, como hasta hoy ocurre con tantos muertos inocentes, como por ejemplo el triste «derecho» al aborto), se deja interpelar por la fama de este rabino.
Ahora bien, el rey va a tener curiosidad por Jesús, pero no se va a dejar interpelar sanamente por Él (cuando le vea, un poco antes de la pasión, simplemente querrá que le haga un milagro, un entretenimiento)
Por ello hoy nos podemos plantear, ¿quién es Jesús para mi?
Dejar y pedir que el Señor de la vida, Dios encarnado, nos cale hondo ante lo que vamos descubriendo de Él, e ir dejando que su Presencia en nosotros nos moldee. Dejarle habitar en nuestro ser.
José Luis, vuestro Párroco