Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes semana I del Tiempo de Cuaresma.
Lecturas: Mt 5, 20-26
El amor y la reconciliación como raíz de nuestra vida cristiana.
Estos llamados a ser radicales. Pero esta palabra hay que entenderla bien: no un radicalismo intransigente y fanático, integrista, sino un radicalismo entendido como enraizado. Raíz puesta en Cristo, siendo Él la fuente de nuestra vida. Enraizados en Jesús.
¿Quién es Aquel que vive el amor y el perdón como nadie, como indica hoy el Evangelio?
Jesucristo el Señor.
No solamente es no matar, sino tener cuidado de todo aquello que potencia la vida, cuidar extremadamente al hermano; acompañar y comprender al otro como hizo Jesús. Como hace Dios.
Hoy se nos llama a contemplar a Jesús como el Señor de la Vida, y a desear ser como Él. Poco a poco, identificarnos con El. Vivir siendo como Él. Desprendernos de aquello que rompe la vida y la bondad.
Leamos así este pasaje evangelico, contemplando al Señor.
José Luis, vuestro Párroco