Para leer el Evangelio: domingo 7 marzo 2021

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Domingo semana III del Tiempo de Cuaresma.
Lecturas  Ex 20, 1-17, Sal 18, 1Cor 1, 22-25, Jn 2, 13-25

El templo de Jerusalén funcionaba como un centro comercial: muchos judíos que vivían en Egipto, Hispania, Galia, en diferentes zonas del Imperio, iban como peregrinos, y allí realizaban ofrendas y daban donativos.
Con tal motivo, en el templo había cambistas para el dinero extranjero, y se comerciaban animales para los sacrificios.
Aquello se había convertido en un mercado y en un negocio.
Lo peor es que se podía entrar en desear «manipular» a Dios. O más bien, su imagen de Dios.
El Señor es muy claro: no se puede mercadear con Dios. El encuentro con Él no es negociable. Él realmente se encuentra no solo en el templo, sino en el ser, «el cuerpo», de las personas, como sea el mismo ser de Jesús, Dios encarnado en un ser humano. Acoger esa Presencia es vivir la fe.
Nos lo recuerda muy bien la segunda lectura de Corintios: es Jesús el lugar preferente del encuentro con Dios, que sobrepasa toda capacidad humana. Y sigue estando presente en todo ser humano.
La alianza con Dios, el encuentro con Él, nos debe llevar a vivir de una forma determinada, con un estilo y talante muy especial. Nos lo recuerda la primera lectura. La alianza nos lleva a vivir de forma determinada en mitad del mundo.
Por tanto no es negociar con Dios, no es manipularlo, sino acogerle y vivir en comunión con Él.

José Luis, vuestro Párroco