Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes semana III del Tiempo de Cuaresma.
Lecturas: Mt 18, 21-35.
La Iglesia hoy nos vuelve a presentar un Evangelio para contemplar.
Es totalmente necesario caer en la cuenta de nuestras limitaciones y pobrezas para saber comprender a los demás. Cuando me doy cuenta de mí fragilidad y mi pecado (y utilizo este término con plena conciencia), puedo comprender y aceptar al otro. Es muy fácil condenar. Es muy fácil no escuchar. E incluso es frecuente saber que estamos actuando mal, y nos empezamos en seguir haciéndolo. Un buen signo de brutalidad.
Hoy el Señor nos propone tener como estilo de vida el perdón.
Darnos cuenta de nuestras miserias, para así comprender y aceptar al otro. Y si no podemos en principio, ponernos en camino hacia esta forma de vida. O al menos, pedírselo a Dios.
Jesús es el gran modelo de vivir desde el perdón y el amor. Por ello, hoy podemos contemplar así al Señor, y encaminarnos hacia Él. Dejarle habitar en mi para que el perdón y la comprensión sea aquello que mueve mi vida. O, repito, al menos, intentarlo y pedirlo.
José Luis, vuestro Párroco