Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo semana IV del Tiempo de Cuaresma.
Lecturas: 2 Cro 36, 14-16.19-23, Salmo136, Ef 2, 4-10, Jn 3, 14-21
Me sorprende la frase: «por pura gracia estáis salvados»
El mensaje que Jesús desea dar a Nicodemo es este «tanto ama Dios al mundo…»
Nicodemo es un personaje muy poco conocido: parece que es miembro del Sanedrín, alto consejo judío, como nuestro Congreso, es aristócrata, seguramente saduceo y fariseo, teólogo laico, de gran poder económico, y discípulo secreto de Jesús (por el qué dirán). Igual que José de Primates (que le prestará su propia sepultura)
Este hombre va en secreto a consultar a Jesús, y Él le recuerda el deseo del Padre: salvar el mundo entero. No le riñe por su cobardía, le recuerda como es el Padre. Aquellos que acogen al Señor ya están salvados. ¿Qué es acoger al Señor? Hay muchas formas de ello.
Hoy, por tanto, se nos llama a acoger al Señor en toda nuestra vida, y darnos cuenta de que a pesar de tantísimas dificultades como vive el ser humano, somos llamados a la vida.
El libro de las Crónicas nos lo recuerda (con su lenguaje y forma de hablar propio del Antiguo Testamento): Dios actúa para salvar. Y San Pablo es mucho más directo: estamos salvados por pueda gracia de Dios.
Tengamos hoy en nuestra mente esa realidad, el amor de Dios para el mundo, y vivámoslo hoy.
José Luis, vuestro Párroco