Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves semana IV del Tiempo de Cuaresma.
Lecturas: Jn 5, 31-47
La total comunión entre lo que dice el Señor y sus obras, sus palabras y su ser, la total comunión entre Jesús y el Padre da una total garantía de su autenticidad.
Los judíos que se le oponen en su tiempo buscan justificar desde la Palabra de Dios su actuación. Usan o utilizan la Palabra. No son todos los judíos.
Jesucristo se opone a ello: es una forma muy sutil de manejar a Dios. A veces los cristianos hemos caído en esa tentación.
Hoy el Señor nos llama a contemplar un día más esa comunión entre Jesús y el Padre, y a desear vivir y ser como Él: la unión entre cada uno de nosotros y el Misterio de Salvación, el Misterio de la Vida que es Dios. Igual que vivió Jesús.
El gran testimonio de Jesús son las obras que realiza en nombre del Padre, el descubrir a Dios como ese Padre que nos ama intensamente, presente en Jesús de una forma muy especial, y que nos llama a vivir en comunión con Él, trasmitiendo su ser, su amor, allí donde estemos. Igual que vivió el Señor.
Vivamos hoy contemplando este Evangelio, unidos con Él.
José Luis, vuestro Párroco