Para leer el Evangelio: martes 6 abril 2021

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Martes de la octava de Pascua.
Lecturas: Jn 20, 1-18

Un pasaje bellísimo para contemplar. Para mi uno de los relatos más hermosos del Evangelio.

Una mujer que ama, que busca a su Amado, y a la que su ausencia no calma ni admira ni un visión de ángeles. Busca como sea el cuerpo del Amado, y ni la tumba vacía, la losa, la gran losa, los ángeles, los sudarios por el suelo, la distraen de su búsqueda. Incluso cuando alguien a quién no conoce le pregunta, tan solo sabe decir que busca ese cuerpo muerto, el cuerpo del Amado.

Sólo cuando esté la llama por su nombre es cuando cae en la cuenta de quién es. Y todo cambia, todo se transforma.

¿Qué nos quiere decir Juan cuándo mantiene que no le conoce al principio de la conversación? Es el de antes, pero a la vez es el mismo. El Resucitado es el Crucificado, pero a la vez es diferente. Cuando llama, y llama por su nombre de verdad (el tono de voz, los sentimientos, la cercanía…), revelan quién es en verdad.

Hoy podemos visualizar este acontecimiento, y meternos dentro: contemplar a esta mujer que busca angustiada, con mucha intensidad, con mucho amor, ver el encuentro entre el hortelano y ella, y admirar su gran e intenso abrazo. Un abrazo marcado por el amor.

Podemos sentir que hoy Jesús se nos acerca, nos llama a cada uno por nuestro nombre, nos conoce, y Él, en verdad, nos ama intensamente. Vivamos su amor. Un amor intenso.

José Luis, vuestro Párroco