Santas Salomé y María de Cleofás, seguidoras del Señor (24 abril)

Probablemente, las tres mujeres que, aparte de la Virgen María, estuvieron en la crucifixión de Cristo, fueron: María Magdalena; María Cleofás, madre de Jacobo el menor y José; y Salomé, madre de los hijos de Zebedeo, Jacobo el mayor y Juan.

Ellas dos son las mujeres que junto con María Magdalena, al amanecer del día de Pascua, se dirigieron al sepulcro del Señor para ungir su cuerpo y allí recibieron el primer anuncio de la Resurrección.

María de Cleofás fue de las primeras en adherirse al grupo que seguía la vida y doctrina de Jesús de Nazaret y una de las mujeres que estuvieron presentes en la crucifixión de Cristo (Juan 19:25). Sus hijos fueron Santiago el Menor y José. No se sabe con claridad su origen familiar y vida.

Fue una de las santas mujeres que acompañaron a Jesús en sus viajes. Asistió a su suplicio y a su entierro, y fue también una de las primeras que lo vieron después de resucitado. Existe una discusión respecto a la parentesco entre María madre de Jesús y María de Cleofás. Es posible que ellas hayan sido parientes, sin embargo la Santa Biblia no confirma este parentesco pues es mencionada pocas veces.

Salomé, ahora también llamada María Salomé, fue una seguidora de Jesús de Nazaret que es escasamente mencionada en los evangelios canónicos, pero que aparece de forma más detallada en algunos evangelios apócrifos. Según la interpretación tradicional cristiana, habría sido la madre de los apóstoles Santiago el Mayor y San Juan Evangelista, se cree que ella es la hermana de María la madre de Jesucristo, por el versículo en Juan 19:25, pero no son certezas.


Asumiendo la tradición de que este personaje es la madre del apóstol enterrado en la catedral de la capital gallega, se puede ver su imagen dentro del templo y, además, en la torre derecha de la fachada a la plaza del Obradoiro, mientras que Zebedeo se encuentra representado en la torre izquierda.

También la ciudad tiene la única iglesia de España (y probablemente del mundo) dedicada a esta santa: se trata de un templo románico del siglo XII situado en pleno casco histórico: la Iglesia de Santa María Salomé.


Las dos están representadas en «El descendimiento de la cruz», la obra maestra del pintor flamenco Rogier van der Weyden. Pintada probablemente hacia 1435 y que podemos admirar en el Museo del Prado.