Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo semana VI del Tiempo de Pascua.
Lecturas: Hch 10, 26-48, Sal 97, 1 Jn 4, 7-10, Jn 15, 9-17
Poco a poco se va revelando el corazón del Maestro.
Hoy es bestial: nos ama como el Padre, y ese amor nos lleva a la vida, a la alegría, nos hace amigos suyos, no siervos, sino miembros de su familia, como Él.
Somos elegidos por Él, y, como dirá San Juan, Él nos ama antes de que nosotros podamos amar, ya que el amor nace de Él, y ese amor es la vida.
San Lucas en el libro de los Hechos nos cuenta algo de cómo se concreta el amor: Pedro acoge a Cornelio, un centurión romano pagano y no judío, pero en él que descubre que el Espíritu también habita y está. En todo ser humano, mujer o varón, habita el Señor.
Hoy podemos leer y releer el Evangelio, y sentirnos envueltos en el amor que Dios nos tiene. Estemos en Él. Y pedir la mirada de Pedro: descubrir en los otros la Presencia viva del Señor.
José Luis, vuestro Párroco