Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles semana VI del Tiempo de Pascua.
Lecturas: Jn 16, 12-15
Jesús va dando un giro a sus palabras en la sobremesa de la cena: ha ido hablando del servicio y el amor, de estar unidos a Él, de permanecer en Él y en el Padre, y va dando paso a la promesa de su Espíritu: no nos deja solos, Él mismo se queda de forma «diferente» a nuestro lado. Aunque sea diferente, sigue siendo Él mismo.
Además, nos muestra la profunda unión y comunión entre Él y el Padre, y Aquel que está por venir, que toma de lo suyo, y lo suyo es lo del Padre, nos lo da.
Hoy se nos pide una oración contemplativa saboreando estás palabras, y pidiendo estar abiertos a su Espíritu. En definitiva, como los Apóstoles ven aquella cena, se nos pide estar con Él.
Estemos, efectivamente, con Él, escuchemos sus palabras, dejemos que su Espíritu nos inunde.
José Luis, vuestro Párroco