Vicenta María López Vicuña nació en Cascante (Navarra) el 22 de marzo de 1847. Es la Fundadora de la Congregación de Religiosas de María Inmaculada.
Sus padres descubren el potencial de vida de su hija y la envían, con apenas 10 años, a Madrid, a casa de sus tíos, Manuel de Riega y María Eulalia Vicuña, porque para sus padres, proporcionar una buena y completa formación a su única hija, es de más valor que la satisfacción de tenerla en el hogar y esto les mueve a depositar en los tíos su confianza. Coin ellos recibe una completa educación propia de señoritas de alta clase social.
Acompaña a su tía en sus obras benéficas y, de este modo, entra así en contacto con el mundo del dolor, de la miseria, del abandono y la soledad. De la mano de sus tíos, abre sus ojos a la realidad social de las jóvenes ausentes del hogar y dedicadas a una de las pocas salidas laborales para las mujeres de la época, el servicio doméstico. Vicenta María colabora en un asilo que tenía por objetivo acoger y proteger a jóvenes sirvientas que, por enfermedad u otros motivos, tenían que dejar de trabajar. En este centro además se les enseña a “leer, escribir y hacer cuentas”.
El siglo XIX es, en España, de gran ebullición social: la aparición de la industria lleva al comienzo del éxodo campesino. Tía y sobrina, captan pronto las dificultades de las jóvenes que llegan de la zona rural, sin más patrimonio que su persona y con gran falta de preparación cultural, profesional y religiosa.
Va a ser el 11 de Junio de 1876, solemnidad de la Santísima Trinidad, cuando Vicenta María con un grupo de compañeras, dé el paso a la fundación de una nueva Congregación. En ese año Vicenta María funda la Congregación de Religiosas de María Inmaculada (RMI) que se convertirá en pionera en la creación de colegios, hogares y talleres para las sirvientas, donde se trabaja el crecimiento de la persona en toda su dimensión: humana, social, religiosa, cultural y profesional.
Pronto, tan sólo después de catorce años de esta fecha, una grave enfermedad amenaza su vida y con sólo 43 años, fallece en Madrid un 26 de diciembre de 1890. Vicenta María muere dejando en marcha una labor caritativa y social a favor de las jóvenes. Acepta la muerte con la serena alegría de quien sabe que ha cumplido la Voluntad del Padre y deja abierta la puerta a tantas adolescentes y jóvenes que a lo largo de los años han encontrado acogida, hogar, formación y trabajo en sus Casas.
Vicenta María fue canonizada por Pablo VI el 25 de mayo de 1975. Sus restos mortales se encuentran en la Casa Madre, calle Fuencarral de Madrid, así como el museo con algunas reliquias y objetos personales.