VAMOS A LA OTRA ORILLA
Normalmente en la vida todo tiene un punto de contraste: se valora la luz cuando hemos vivido en tinieblas; no se puede hablar de calor si antes no hemos pasado frío; sabemos lo que es el descanso si hemos trabajado.
Tenemos conciencia de que estamos en la ribera de “acá” cuando tenemos el contrapunto de la de “allá”. Por eso es oportuno el recuerdo evangélico de hoy: “vamos a la otra orilla”, nos dice Jesús a todos. Es necesario ir a la otra orilla, porque siempre nos quedamos en la de “acá”, en nuestra propia ribera, en nuestra singular situación. Aunque sintamos miedo por la travesía del mar de la vida, tenemos que ir “allá”. Es el bendito riesgo de la travesía de la fe.
Pienso que ser cristiano es ir a la otra orilla, pasar enfrente de nuestra situación cómoda, anclar nuestra barca en el polo opuesto de donde estamos. Porque vivimos en egoísmo, en intransigencia, en una afectividad falsa, en unas esperas sin horizontes. Es necesario pasar a esa paz, a esa caridad, a esa alegría, a esa entrega y comprensión que tenemos enfrente.
Quedarse acá es pecar. Ir a la otra orilla es alcanzar la plenitud de la gracia. Y es imprescindible soltar amarras, navegar, surcar aguas movedizas. Abandonar tierra firme y…
Tomado de la “Hoja” llamada HOY DOMINGO que nos ofrecen varios sacerdotes desde el Arzobispado de Madrid en su servicio de liturgia. Para leer el texto completo y más información para la semana, hay que entrar en este vínculo: hoja hoy domingo para este día