Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles semana XII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mt 7, 15-20.
Este Evangelio nos invita un día más a contemplar al Señor: ¿quién es Jesús, sino aquel que siempre da frutos buenos?
Jesús está unido firmemente al Padre. Tanto que su voluntad es la del Padre. Y este tan solo tiene una voluntad: que el ser humano siempre viva con plena dignidad. Aquí en este mundo, y en la plenitud tras el paso por la muerte.
El deseo de Jesús es siempre el bien para todo ser humano, lo más bueno… por eso sólo da buen fruto. Digamos «que no puede dar otra cosa» porque está movido por el amor. Aunque tenga que pasar por la muerte.
Hoy se nos invita a contemplar así a Jesús, a caer en la cuenta de su presencia en nosotros, y a desear estar tan unidos a Él, que, como Él, demos sólo frutos buenos.
Sin angustia, sin miedos, sin querer dar la espalda a Dios.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco