Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo Solemnidad de Santiago Apóstol, patrono de España.
Lecturas: Hch 4,33; 5,12. 27-33; 12,2; Sal 66; 2 Cor 4, 7-15; y Mt 20, 20-38
Es sorprendente la confianza de una mujer con Jesús. El Evangelio de hoy nos presenta lo primero a la madre de Juan y de Santiago acercándose al Señor. Me imagino que motivada de alguna forma por su forma de pensar y por sus hijos: aún siguen manteniendo el Reino de Dios como un reino más aquí, en la tierra.
Jesús reacciona acogiéndola: ¿qué quieres?.
El Señor escucha, enseña, y ante las suspicacias de los demás Apóstoles, con mucha paciencia, vuelve a enseñar. Los Apóstoles, todos ellos, aún no se han enterado de que va el proyecto de Jesús.
Jesús en esta fiesta vuelve a plantear aquello que Él mismo vive: el amor que le lleva a entregarse, a vivir hondamente el servicio, el dar la vida, el llevar vida allí donde está.
Me imagino que Santiago, cuya fiesta hoy celebramos, iría descubriendo poco a poco el proyecto de Jesús, hasta entregar la vida por vivir la unión con el Maestro.
Somos débiles, frágiles como una vasija de barro, a veces, igual que Santiago y su hermano, y los demás Apóstoles, nos cuesta entender; sin embargo, Jesús nos sigue enseñando, y dándonos la vida, llenándonos de si mismo, invitándonos a vivir con Él y unidos a Él. Igual que a la madre de estos, e igual que a los demás, nos sigue mostrando el camino de la vida: vivir el amor.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco