Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo semana XVIII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Ex 16, 2-4. 12-15, Sal 74, Ef 4, 17. 20-24, Jn 6, 24-35
Creo que hoy podemos descubrir cómo se revela Jesús en este pasaje evangélico, donde Juan nos da unos profundos matices de quién es el Maestro.
Hoy Jesús se nos presenta como el pan del cielo, el pan de vida: efectivamente, Dios es quien da la vida. Solo en la medida en que estamos unidos a Él, tenemos vida. De aquí que sea muy importante «creer en Jesús», es decir, fiarse de Él.
La fe no es tan sólo creer en un conjunto de ideas o verdades, sino tener con Dios una relación de amor y amistad que nos da confianza en Aquel que nos ama de forma incondicional. Creer en Jesús es, por tanto, tener con Él una profunda relación de amor y cariño, que nos va fomentando la confianza en Él, saber que estamos en sus manos, somos de Él, y Él nunca a a permitir que la vida se nos arrebate, porque Él es la vida, el pan de vida.
Quién está unido a Él, tiene la vida. Él se nos da en el pan, y de muchas otras formas, y nos llama siempre a estar unidos realmente a Él.
Nuestro Dios es el Dios de la vida (recordad como en el desierto da a su pueblo comida para que pueda vivir), Dios, nos renueva, en justicia y santidad, como dice San Pablo, y nos llama a estar unidos con Él, a tener vida.
Estemos con Él
Texto…
José Luis, vuestro Párroco