Para leer el Evangelio: martes 14 septiembre 2021

Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.

Martes semana XXIV del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Jn 3, 13-17
La exaltación de la Santa Cruz

Desde luego que exaltar un patíbulo en sí mismo, un tremendo instrumento de tortura con el objetivo de una muerte lenta y dolorosa, no es nada reconfortante ni cristiano.

Si lo es, yo pienso, el caer en la cuenta de lo que lleva al Señor a la entrega hasta la muerte: el amor sin limites por todo el género humano, amor que le lleva a encarnarse, ser uno más, y ser tan fiel a su opción que acaba muriendo como tantas víctimas inocentes a lo largo de la historia, presa de la injusticia, la violencia y el odio.

La fiesta de hoy no nos debe dejar en el cadalso o en el dolor, sino en fijarnos en el gran amor que el Señor Dios nos tiene. Por ello, invita el Señor en su charla con Nicodemo a fijarnos en Aquel que es elevado en la Cruz, en Aquel que lo da todo de sí mismo por el Amor.

A la vez hoy nos recuerda Jesús en este pasaje evangélico el fuerte deseo del Padre de la salvación para el mundo: «tanto amó Dios al mundo, que le envía su propio Hijo para que el mundo se salve por El».

Creo que decía Santo Tomás de Aquino que había aprendido mucho más de Dios contemplando un Cristo, que todos los libros de teología que pudiera haber leído.

Hoy se nos llama a leer y releer este pasaje evangélico, y a contemplar ese inmenso amor de Dios reflejado en la entrega total del Señor.

José Luis, vuestro Párroco