Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves semana XXVII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Lc 11, 5-13
Creo este pasaje evangélico, a la vez que nos invita a mantener la actitud de la confianza en el Padre, y la constancia en la relación con Él (no solo la oración, sino la relación amante, en definitiva, la auténtica fe), nos muestra una experiencia personal profundísima del mismo Jesús.
Es Él quien en definitiva ora sin desfallecer, mantiene con el Padre una relación íntima e intensa de confianza, y su vida entera está en una profunda y permanente comunión con Dios. Es Él quien busca, llama y pide. Es Él el hombre lleno de Espíritu del Padre Bueno que es Dios.
Hoy podemos contemplar así este Evangelio, contemplando a Jesús, sonriéndole y sonriéndole dentro de nosotros, y pidiéndole que día a día nos dejemos embargar por Él.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco