Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes semana XXXIV del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Lc 21, 29-33
Hoy el Señor nos invita y nos convoca a tener una mirada distinta, diferente, para saber ver.
Utiliza el ejemplo de la higuera y de las yemas tiernas de los árboles y plantas: cuando las vemos, sabemos que esa planta está creciendo.
Es decir, hoy Jesús nos invita a saber observar y contemplar la vida: Dios nos habla en ella. Nos llama a pasar por la vida no como un viaje y una carrera, sino a saborear y gustar la existencia, a saber admirar al otros, a detenernos en los acontecimientos, y a tener esa «sabiduría interior», que consiste en saber mirar el corazón de quién nos rodea.
Jesús miraba de forma diferente: sabe ver el corazón de cada persona, sabe saborear y sentir la vida, gustar internamente de Dios.
Estar con Él, sentirle cerca, es ir viviendo y sintiendo como Él; y es descubrir esa vocación que tenemos a sentirnos y ser hijos de Dios.
Estemos con Él, pidámosle saber mirar cómo Él.
José Luis, vuestro Párroco