Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo I del Tiempo de Adviento. Ciclo C.
Lecturas: Jer 33, 14-16; Sal 24; 1 Tes 3, 12- 4, 2; Lc 21, 25-28.34-36.
Comenzamos un nuevo tiempo litúrgico, y con él un nuevo ciclo litúrgico: Adviento, y ciclo de San Lucas.
Ante la cercanía a la Navidad, la Iglesia nos invita a prepararnos a celebrar bien esa fiesta entrañable.
El Señor vino, viene y vendrá. Nunca deja sola a la humanidad. Su cercanía es intensa, cercana, íntima, entrañable…
Adviento es el tiempo propicio para caer en la cuenta de ello y vivirlo como actitud central en nuestra vida.
Tal vez estemos envueltos en catástrofes (no hay que mirar muy lejos ni mucho para caer en la cuenta de ello), pero, como indica el Evangelio, si miramos, si contemplamos, El viene y está: levantaos y alzad la cabeza.
Como indica Jeremías, El nos promete la salvación.
La mejor forma de vivir las actitudes del Adviento, las muestra San Pablo: deseemos vivir el amor, hacia los hermanos, hacia Dios.
Saboreemos estás lecturas en silencio.
José Luis, vuestro Párroco