Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes de la semana II del Tiempo de Adviento. Ciclo C.
Lecturas: Mt 18, 12-14
Un texto muy breve, pero altamente sugerente.
Lo primero, no leer con ojos de eficacia ni economía…¿se pueden dejar las noventa y nueve en el monte, casi abandonadas? Por lo menos, podía haber dicho el Señor que las dejó guardadas en el corral.
Lo segundo, ¿cómo va a tener más alegría por una que por noventa y nueve?
Creo que la clave está en la frase del Señor al final de esa parábola: Dios no quiere que se le pierda ni uno solo,por pobre y pequeño que sea. Todos son, somos, importantes, para el Señor. Nadie está fuera de su mirada, nadie está, estamos, fuera de su deseo de amar.
La imagen del buen pastor, que sostiene y abraza a una de sus ovejas confieso que para mi es entrañable: sentir el abrazo tierno, cálido, cordial, amoroso del Maestro es fundamental. El cristiano no cree sólo en Dios, creemos que Dios nos ama enormemente.
Podemos hoy leer esta lectura, y sentir que para Él somos absolutamente importante. Por débiles y frágiles y poco valiosos que nos sintamos, para Él somos muchísimo. Sintamos que somos como esa oveja, o ese niño, que Él abrazo. Sintamos su abrazo y su ternura. Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco