Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Lunes de la semana IV del Tiempo de Adviento. Ciclo C.
Lecturas: Lc 1, 26-38
Siempre me ha conmovido profundamente este pasaje.
En un entorno íntimo de María, esta recibe su llamada, su vocación por parte de Dios.
Me gusta mucho el inicio del diálogo: alégrate, y no temas.
Nuestro Dios cuando hace alguna acción siempre es para salvar. De ahí que apele a la alegría, y a no tener miedo, a confiar.
Hoy podemos leer pausadamente este pasaje, dejar que nos cale, visualizarlo, o, como diría San Ignacio de Loyola, imaginarlo, meternos en la escena, y vivirlo. Contemplar a María, contemplar al Ángel, escuchar sus palabras, sentir que las palabras «no temas», hoy las dirigen a nosotros, a ti, a mi… No temamos, el Dios de la vida está en nosotros. Sintamosle. Estemos con Él, con un Dios que «se esfuerza» para traernos la vida, la salvación.
José Luis, vuestro Párroco