Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves de la semana IV del Tiempo de Adviento. Ciclo C.
Lecturas: Lc 1, 57-66
Me gustaría quedarme en dos pequeños versículos del relato del nacimiento de Juan Bautista.
Por un lado, los vecinos caen en la cuenta de que el Señor le ha «hecho una gran misericordia». Por otro lado, «la mano del Señor estaba con Él».
Creo que en este día, anticipo de Nochebuena, sería bueno buscar un rato, estar con el Señor, y vivir como nos hace a cada uno una gran misericordia, porque su mano, la mano de nuestro Dios, está con nosotros.
Zacarías, padre de Juan, siente que Dios le acompaña, y está con él.
Nosotros también podemos sentir que está con cada uno, y nos acompaña, nos quiere tal y como somos.
E igual que a Juan, nos envía a anunciar su cercanía en este mundo, invitando a acogerle. Como hizo el Bautista.
Estemos con el Señor.
José Luis, vuestro Párroco