Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes de la semana IV del Tiempo de Adviento. Ciclo C.
Lecturas: Lc 1, 67-79
Día 24 de diciembre.
Tanto el canto de María cómo este canto de Zacarías, me encantan. Comprendo muy bien que la Iglesia todos los días los rece en su oración de la mañana y de la tarde.
No me canso de repetir y saborear diferentes estrofas de esta acción de gracias a Dios por parte del padre de Juan Bautista, Zacarías.
Hoy podemos descubrir a Dios como Aquel que visita a su pueblo, que es fiel, que salva, que es profunda misericordia. Un Dios que es como el sol que brota de lo alto e ilumina a quienes vivimos en tinieblas y en sombras de muerte. Dios que guía nuestros pasos por el camino de la paz, de la vida. Nos hace mucha falta este Dios.
Hoy, vestíbulo de Navidad, podemos sacar un momento de silencio, situarnos delante de la imagen del Niño, y leer despacio, saboreando este pasaje evangélico. Descubrir un día más como es nuestro Dios. Un Dios que vino, viene y vendrá. Estemos con nuestro Dios, dejemos que esta lectura evangélica nos llene.
José Luis, vuestro Párroco