Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo semana III del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Neh 8, 2-10; Sal 18; 1Cor 12, 12-30; Lc 1, 1-4; 4, 14-21.
Hoy Jesús nos presenta su misión y tarea: Dios no hace otra cosa que no sea salvar.
Se presenta inmerso en lo «habitual» de su tiempo (va a la sinagoga, como es su costumbre…), pero al leer al profeta, se atreve a «ser parcial», a modificar algo del texto sagrado.
Hoy podemos contemplar al Señor presentando su misión y estilo: luz, salvación, liberación.
Para dejarnos empapar por Él, nos hace falta cuidar la escucha, como dice la primera lectura, dejarnos invadir por la Palabra. Y sentirnos miembros de esa humanidad transformada y cambiada, llena de Espíritu, de la que somos parte. La Iglesia, reflejo sacramental de la nueva humanidad deseada por Dios, de la que todos somos miembros.
Contemplemos al Señor, y pidámosle la gracia de la escucha auténtica a su Palabra.
José Luis, vuestro Párroco