Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado semana III del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mc 4, 35-41
Un Evangelio muy apropiado para los tiempos que corren.
Creo que no aporto nada nuevo si mantengo que estamos en tiempos huracanados y tormentosos.
Las situaciones social, política, sanitaria… están hundidas en la tormenta; tal vez en muchos momentos, hasta nuestra propia vida personal y cercana también está introducida en el huracán. La vida es así.
Por eso creo que hoy nos hace falta invocar al Señor: «nos hundimos».
Si, nuestra fe es frágil, débil, pero contamos con Aquel que es capaz de hacer callar a los vientos y oscuridades. Por ello es importante que estemos con Él.
Podemos leer este Evangelio, contemplar al Maestro, y pedirle «Señor, sálvanos; con sólo nuestras fuerzas, perecemos».
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco