Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo semana IV del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Jer 1, 4-5. 17-19; Sal 70; 1 Cor 13, 1-13; Lc 4, 21-30.
Muy chocante este Evangelio, continuación del domingo pasado: parece que Jesús está triunfando en la sinagoga, pero, de pronto surge la provocación y hasta le quieren matar. Tal vez, no soy exégeta, o teólogo especialista en la Escritura, el evangelista nos quiera mostrar en un solo relato un resumen de la vida de Jesús: pasa haciendo el bien, y ante su predicación, el pueblo le acaba por rechazar y le desea matar.
¿Dónde está el sentido de todas estas lecturas? Vivir siendo fiel a la Palabra, nos puede acarrear tremendas dificultades, como indica el Evangelio y la primera lectura. Pero Él mismo nos recuerda: yo estoy junto a ti, como también nos manifiesta Jeremías.
Vivir unidos al Señor nos invita a anunciar su Reino, su proyecto. Recordemos como el Evangelio de Jesús comienza exponiendo el plan y proyecto de Dios: las palabras de gracia de Isaías.
Ahora bien, vivir este anuncio, puede conllevar dificultades. Ello tan solo lo podemos hacer desde el amor, como también dirá Pablo en su carta a los corintios. Descubrir un día más ese gran amor, y vivirlo, unidos a Él, unidos a Dios.
Estemos con el Señor.
José Luis, vuestro Párroco