Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes semana V del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mc 7, 1-13.
Un Evangelio poco agradable. Nos plantea dónde está nuestro corazón.
Aquellos hombres, fariseos que deseaban buenamente vivir conforme a la ley de Dios, me imagino, llegan a vivir una ley religiosa pero sin corazón.
Jesús es el hombre del corazón auténtico, que vive de una forma plena su relación con Dios. El Padre es el centro de su vida, y su íntima comunión con Él marca todo su ser. Por supuesto que el encuentro con las demás personas están teñidas y empapadas por esa unión entre Jesús y el Padre. Por ello es el hombre para los demás.
A partir de este pasaje evangélico, duro y difícil, podemos pasar a descubrir un día más como es el Señor, lo totalmente contrario de lo que critica en los fariseos; también podemos descubrir cómo es Jesús, Aquel que pone todo su ser en el Misterio que es Dios.
Contemplar a Jesús, sentir su presencia en nuestro interior, desear estar y ser como Él.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco