La virgen de Lourdes apareció a Bernadette Soubirous a mediados del siglo XIX. Ella se presentó a sí misma como la inmaculada concepción y como María, madre de Dios, transmitiendo a Santa Bernardita la certeza de que Dios es amor.
El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes puede resumirse en los siguientes puntos:
1.- Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes por Pio IX (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.
2.- Derramó innumerables gracias de sanaciones físicas y espirituales, para que nos convirtamos a Cristo en su Iglesia.
3.- Es una exaltación a la virtud de la pobreza y humildad, aceptadas cristianamente al escoger a Bernadette como instrumento de su mensaje.
4.- Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la cruz. «Yo también te prometo hacerte dichosa, no ciertamente en este mundo, sino en el otro».
5.- En todas la apariciones vino con su Rosario: La importancia de rezarlo.
6.- Importancia de la oración, de la penitencia y humildad (besando el suelo com o señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos.
7.- Importancia de la conversión y la confianza en Dios.
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Oración a la virgen de Lourdes del Papa San Juan Pablo II
¡Dios te salve, María, mujer pobre y humilde bendecida por el Altísimo!
Virgen de la esperanza, profecía de los tiempos nuevos, nos asociamos a tu cántico de alabanza para celebrar las misericordias del Señor, para anunciar la venida del reino y la liberación total del hombre.
¡Dios te salve, María, humilde esclava del Señor, gloriosa Madre de Cristo!
Virgen fiel, morada santa del Verbo, enséñanos a perseverar en la escucha de la palabra, y a ser dóciles a la voz del Espíritu, atentos a sus sugerencias en la intimidad de nuestra conciencia y a sus manifestaciones en los acontecimientos de la historia.
¡Dios te salve, María, mujer de dolor, madre de los vivientes!
virgen esposa al pie de la cruz, nueva Eva, sé nuestra guía por las sendas del mundo; enséñanos a vivir y a difundir el amor de Cristo; enséñanos a estar contigo al pie de las innumerables cruces en las que tu Hijo se encuentra aún crucificado.
¡Dios te salve, María, mujer de fe, la primera de los discípulos!
Virgen, madre de la Iglesia, ayúdanos a dar siempre razón de nuestra esperanza, confiando en la bondad del hombre y en el amor del Padre. Enséñanos a construir el mundo desde dentro:
en la profundidad del silencio y de la oración, en la alegría del amor fraterno, en la fecundidad insustituible de la cruz.
Santa María, madre de los creyentes nuestra señora de Lourdes, ruega por nosotros. Amén.