Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Miércoles semana VII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mc 9, 38-40
Un Evangelio realmente muy optimista, que nos revela la amplitud de miras del Maestro, mucho más que la de los discípulos, más que las de la Iglesia, y más que la de cada uno de nosotros.
Creo que el mundo está lleno de personas buenas que hacen el bien. De alguna forma, aunque no lo conozcan, viven el Evangelio.
También creo que hay muchos cristianos, y muchos católicos, que desean vivir unidos al Señor, sin grandes aspavientos, sino en lo sencillo y cotidiano. Entiendo que Jesús se encuentra muy presente en todos ellos, y con esa amplitud universal que tiene, mira con profundo amor a todos aquellos que desean caminar haciendo el bien, unidos a su bondad. Ellos son la verdadera Iglesia.
Hoy podemos contemplar al Señor con esa gran actitud suya de apertura, y pedirle que tengamos la misma. Igual que Él.
José Luis, vuestro Párroco