Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes semana VII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mc 10, 1-12
Creo que este pasaje evangélico hay que entenderlo en su contexto: Jesús está hablando acerca de cómo tratan los judíos varones a sus mujeres: para ellos son «cosas» que pueden manejar y manipular a su antojo, no son personas. De ahí cómo el Señor habla del adulterio: no se puede tratar así a un ser humano.
Me gustaría detenerme en un detalle, a mi entender, muy importante: por vuestra terquedad.
Jesús va a hablar en contra de esa terquedad o dureza de corazón: Él es el hombre abierto a Dios, tierno, lleno de sentimientos que vienen del Padre.
Hoy podemos contemplar así a Jesús, y pedirle tener sus sentimientos, no ser tercos, sino como Él: abiertos a Dios, abiertos a los demás.
José Luis, vuestro Párroco