Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes de la semana IV de Cuaresma. Ciclo C.
Lecturas: Jn 5, 1-3. 5-1
Hoy vemos a Jesús inmerso en la vida de su tiempo: se acerca a celebrar una fiesta a Jerusalén, y asiste a una costumbre un tanto peculiar: cerca del templo hay un manantial, la piscina de las ovejas, donde se limpian los animales. Esa piscina o fuente, tiene un sentido termal: suele ser buena para diferentes dolencias. Por ello allí hay muchos enfermos. A veces el manantial expulsa agua con más intensidad, y parece que ese agua es mejor para calmar.
Jesús está inmerso tanto en celebrar la fiesta como en las costumbres de aquel momento. Dios inmerso en la vida.
Allí el Señor va a hacer dos gestos: cura a este hombre, le trae la salvación, y se manifiesta como el Señor del Sábado, como Dios mismo. Revela que Dios nos trae la salvación en nuestra vida, en nuestro tiempo, a casa uno.
Hoy al leer este pasaje evangélico, podemos ver así a Jesús: Dios en nuestra vida que nos salva. Saboreemos esta idea: Jesús, Dios Salvador.
José Luis, vuestro Párroco