Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Domingo de la semana V de Cuaresma. Ciclo C.
Lecturas: Os 43, 16-21; Sal 125; Flp 3, 8-14; Jn 8, 1-11
Creo que este Evangelio es clarísimo: nuestro Dios es el Dios de la misericordia, el que nunca jamás condena.
Pero no solo ello: además posibilita el poder encontrarnos con nosotros mismos: «el que esté libre de pecado…».
Jesús hace posible que aquellas personas se encuentren con si mismas. Y, sin embargo, el tampoco las condena.
Tal vez hoy se nos llame a vivir así: siendo conscientes de nuestra realidad personal, vivir con confianza con el Padre, sabiendo que El nos acoge y nos ama intensamente. Nos renueva, nos hace nuevos como dice Isaías.
Pablo comparte con nosotros si experiencia de fe: el Señor Jesús, el centro de su vida. Realmente, le ha transformado
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco