Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Jueves Santo en la Cena del Señor.
Lecturas: Ex 12, 1-8; Sal 115; 1Cor 11, 23-26; Jn 13.
Este día y estas lecturas son estremecedoras. A poco que nos metamos en el sentido profundo de este día, realmente nos conmueve, me conmueve, de la cabeza a los pies.
Un día para contemplar, orar y callar. Hacer un silencio interno que nos acerque al Misterio de la vida, Dios, nuestro Dios.
Dios hoy en Jesús se nos revela quién es Él auténticamente: el amor sin medida que se da.
Podemos hoy leer estas lecturas, saborearlas, y dejar que nos inunden: Dios que pasa por nuestra vida y nos libera (Ex); que se queda entre nosotros en el símbolo de lo que es la vida de Jesús: entregado como el pan partido (Cor); y que se hace presente en el amor, concretado en el servicio a los demás, hasta en aquellos que no nos comprenden (Jn).
Son lecturas para leer despacio, y estar con el Señor en el silencio.
Después las contemplaremos en las celebraciones, pero ahora, estemos con el Maestro en su lectura sosegada, callada, silenciosa, contemplativa.
José Luis, vuestro Párroco