Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Viernes Santo en la Pasión del Señor.
Lecturas: Is 52, 13-53, 12; Sal 30; Heb 4, 14-16; 5, 7-9; Jn 18, 1-19, 42.
Hoy es un día entrañable, como ayer.
Creo que es para leer despacio cada una de las lecturas, sentarse ante un Cristo, y saborear lo narrado en las lecturas.
Vivir la Pasión ya en Isaías: el siervo apaleado y entregado.
Vivir lo narrado por el autor de la carta a los Hebreos: vivir en el dolor la aceptación de la entrega, hasta el aparente silencio del Padre.
Y vivir despacio la pasión: leerla, imaginarla, visionar al Señor que se deja hacer. No entiende, pero confía en Aquel que le acompaña. Aún pasando por la tortura inhumana y cruel, confía en el Padre.
Estemos con Él. Aprendamos hoy de Él.
José Luis, vuestro Párroco