Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado Santo de la Sepultura del Señor.
Un día singular, como fue aquel sábado vivido por María y por los discípulos.
Me imagino que los sentimientos de estupor, fracaso, vergüenza, miedo, confusión, dolor, angustia, desgarramiento interior, serían tremendos. Para la Madre, y para los amigos.
Igual hoy vivimos algún sentimiento muy semejante: el Sábado Santo está muy presente en nuestro mundo. No hay más que ir a un cementerio, hospital, escuchar las noticias…
Hoy es un día para vivir la oscuridad y el dolor de toda la creación. En pequeña y gran escala.
Sin embargo, no podemos olvidar que somos creyentes…y sabemos lo que va a acontecer: el gran paso, movido por el Padre, de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida…
Por ello la esperanza ocupa hoy un lugar especial: vivamos el dolor de nuestro mundo desde esta perspectiva de la fe: el Padre va a seguir actuando, obrando.
María lo supo muy bien. Sin entender, hundida por el dolor y la angustia, supo esperar. Esperar y confiar.
Aprendamos de ella.
Estemos con ella, en silencio ante Dios confiando y esperando.
José Luis, vuestro Párroco