Domingo VII de Pascua, solemnidad de la Ascensión del Señor (ciclo C).
Lecturas: Hch 1, 1-11, Sal 46, Ef 1, 17- 23, Lc 24, 43-43.
Una fiesta o un recuerdo del Señor a veces muy marcado por la imaginería de nuestra cultura y religiosidad popular: estamos muy acostumbrados a ver cuadros e imágenes del Señor ascendiendo al cielo ante la admiración del grupo apostólico.
Hoy Jesús se nos revela mucho más profundamente que esta representación: el Señor Jesús se ha entregado totalmente, hasta la muerte más infamante, en una vida marcada por la donación de sí mismo, pasando por el servicio a los demás, y sufriendo la discriminación y el desprecio, es glorificado en lo más alto del cielo, junto a y en el Señor de la vida que es el Padre. El Señor glorificado en lo más pleno, que a la vez nos recuerda que está en nuestro mundo, y nos promete su propio Espíritu, su propio ser para caminar y avanzar.
Hoy podemos leer y contemplar estas tres lecturas bajo esta perspectiva: Jesús totalmente glorificado, y a la vez presente en toda nuestra vida.
Abiertos a su Espíritu, abiertos a Él, estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco