Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Martes semana XIII del Tiempo Ordinario.
Lecturas: Mt 8, 23-28.
Un texto muy clásico, pero no por ello poco intenso y real.
En la vida atravesamos con frecuencia tormentas y oscuridades. En todos los ámbitos de nuestra vida sentimos tiempos de angustia: en la familia, el trabajo, las relaciones de amistad y sociales, e incluso en nuestras propias percepciones de uno mismo…
Hoy Jesús se nos manifiesta como la paz y la armonía en mitad de la dificultad. Puede que hasta incluso sintamos que «no nos oye», pero Él está.
Seguramente Él no nos va a «arreglar» la situación, pero si nos puede dar paz para afrontar la dificultad, para vivirla de otra manera.
Por supuesto, en la medida en que vamos haciendo de Él el centro de nuestra vida, todo lo demás es relativo, y pasa a un segundo grado, va adquiriendo otra importancia, y la paz, su paz, puede llenar nuestra vida.
Estemos con Él.
José Luis, vuestro Párroco