Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Sábado semana XVI del Tiempo Ordinario.
Día 23 de julio, fiesta de Santa Brígida, patrona de Europa
Lecturas: Juan 15,1-8.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.
Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»
Es sorprendente este pasaje evangélico, muy propio del tiempo de Pascua, aunque lo leamos hoy, en el tiempo ordinario con motivo de recordar a Santa Brígida.
Hoy Jesús nos propone lo que ha propuesto de continuo a todos los que le siguen: permanecer, ser en Él..
Nuestra vida como cristianos no puede se de otra firma: estar y ser en El. Porque como Él mismo indica, sin Él no podemos hacer nada.
Jesús es el hombre abierto al Padre, lleno de Espíritu. Nos propone ser como El: vivir abiertos a Dios. El habita en cada uno de nosotros; vivamos así, sintiendo su presencia en lo más hondo de nuestro ser. Así es como viven los santos.
Podemos leer despacio este Evangelio, descubrir un día más como es el Maestro, y estar con El.
José Luis, vuestro Párroco