Con estas palabras no pretendemos explicar ni suplantar el Evangelio diario, sino dar pautas para contemplar esta lectura, sabiendo que lo fundamental es leer, saborear y gustar internamente el Evangelio, descubriendo más hondamente como es el Señor.
Lunes XXII del Tiempo Ordinario.
Día 29 de agosto, el martirio de San Juan Bautista.
Lecturas: Mc 6, 17-29.
De muy pocas figuras de la fe contemplamos en el calendario universal el nacimiento y la muerte: de Jesús, María y Juan Bautista.
Hoy contemplamos la muerte de este hombre, el mayor de los nacidos de mujer.
Tal vez la liturgia hoy quiera recordarnos a un hombre que puede ser reflejo de Jesús: se sabe poner en su sitio, no busca alabanzas ni admiración, sabe quién es el importante, y por amor a la justicia, va a perder la vida. Vida que Dios le va a «restaurar»: ¿cómo va a ser posible que abandone a aquel que es su siervo fiel y prudente? Un hombre, además, que va a morir víctima de la injusticia y del capricho de unas mujeres «mimadas», que juegan con el poder, sin saber que la autoridad está para servir.
Hoy podemos contemplar la figura de Juan, recordar como coincide en tantas cosas con Jesús (ambos se admiraban), y pedir al Señor ir siendo cada día más coherentes, como el profeta, y como el Maestro.
Estemos con el Señor.
José Luis, vuestro Párroco